viernes, 19 de abril de 2013

Las espinas del amor


Es curioso cómo para algunas personas cuestiones tan delicadas como el amor son sencillas, y para otras es un camino incierto cuajado de espinas. Cual puede ser el secreto, la fórmula mágica que permita que para unos sólo haya disfrute y para el resto sólo pesar.

Mi hijo, que acaba de romper con su chica tras casi medio año de relación, ha encajado la situación con filosofía. A las exigencias que ella tenía él no se sintió capaz de responder, y ante la insistencia decidió, después de muchas moratorias, dar por concluido el noviazgo. Ella montó en cólera (demasiado carácter para él), y se lamentó por el tiempo “perdido” mientras estuvieron juntos. Este es un error en el que suele incurrir la mayoría de la gente cuando se termina el amor.

Nunca es baladí la experiencia, los buenos momentos vividos juntos es con lo que nos deberíamos quedar. No hay garantía de que la aventura sea duradera y satisfactoria, ojalá fuera así, pero cuando nos embarcamos en ella procuramos poner lo mejor de nosotros mismos. Miguel Ángel le dijo a Fiona que comenzó ilusionadísimo. Era ciertamente una ilusión necesaria, después de haber tenido experiencias poco gratas en el pasado. Necesitaba resarcirse.

Lo del tiempo perdido puede que sea una afirmación, muy estereotipada por otra parte, fruto de la rabia por el fracaso de aquello que había dado lugar a tantas expectativas.

Miguel Ángel fue muy caballeroso. Él, lejos de enfadarse, se sintió entristecido y prefirió enfocar el asunto desde un punto de vista más positivo, dándole las gracias de una forma muy bonita por el tiempo que habían pasado juntos. Pero algunas mujeres se encolerizan aún más cuando la otra persona se lo toma con calma, por lo visto necesitan hacer un drama de todo. Fiona era un poco tremenda.

Ahora dice no tener ganas de iniciar una nueva relación sentimental, por ahora ha tenido bastante. Su corazón necesita un descanso, y prefiere compartir su tiempo con Lucas, su mejor amigo hasta el momento. Ellos se entienden, tienen cosas en común, y comparten sus cuitas, encontrando alivio en la amistad más que en cualquier otra parte.

Yo le aconsejé cuando aún no tenía claro lo que iba a hacer, y porque él me lo pidió. En Semana Santa él se marchaba al pueblo de su padre, y después ella se iba de viaje de fin de curso a París. Se dieron un compás de espera y lo hablaron después, pero estaba todo más o menos decidido. Le dije que ella no era mala chica, pero que las cosas en una pareja se deciden a medias, no hay que hacer siempre lo que quiera una de las partes, y con Fiona todo tenía que ser como ella creyera oportuno.
Son muy jóvenes, y es difícil que ambos tengan madurez suficiente como para llegar a un ten con ten. Es complicado incluso en la edad adulta. Miguel Ángel necesita una chica dulce, con personalidad, con buen carácter, inteligente, no demasiado habladora, porque él no lo es y se aturde. Se trata de pasar tiempo juntos y sentirse a gusto. Ahora él siente su ausencia, esa persona que llenaba su corazón y sus horas. El ser amado es una joya que quién sabe en qué arcón de los tesoros pueda encontrarse.

Y quién no está libre, a cualquier edad, del deseo de encontrar ese preciado tesoro. Yo en eDarling, hasta el momento, no he encontrado lo que buscaba. Si envío un mensaje a alguna pareja que me sugieren, la mayoría no responden, y los pocos que lo hacen emplean palabras educadas de saludo y nada más. En cuanto ven que tengo hijos, aunque ellos también los tengan, no quieren saber nada. En otros países esto seguro que no pasa, pero en España está muy arraigado el “moro”, el que acapara y sólo quiere a la mujer para sí, sin querer compartirla con nada ni con nadie, el celoso egoísta. No en vano estuvieron entre nosotros durante siglos.

Dónde está el amor en estos casos, la atracción sana, desinteresada y limpia, sin ideas preconcebidas, cómo puedes alcanzar a vislumbrar más allá de lo que hay tras una simple foto o de la impresión de una 1ª y única cita.

Yo siempre comparo la elección amorosa a lo que me sucede cuando voy a comprar unos zapatos. Y digo zapatos porque es una de las cosas con las que más me cuesta decidirme, porque mis gustos son muy definidos y no me conformo con cualquier cosa. Miras y miras tiendas, harta ya de dar tantas vueltas y de marearte, viendo siempre el mismo tipo de modelos, hasta que donde menos te lo esperas encuentras lo que andabas buscando, sientes ese placer que da la sorpresa de hallar lo largamente deseado y que creías que nunca  encontrarías, aquello que es distinto y que presientes que te va a colmar.

Para algunos es fácil, el amor es un sendero sin escollos por el que se dan un paseo triunfal. Es cuestión de tener buen ojo, buena suerte, un sexto sentido

o como quiera llamarse. Para otros nos es poco gratificante, es un camino oscuro e incierto. El camino de espinas del amor.

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