jueves, 20 de febrero de 2014

Un poco de todo (XIII)


- Aún se me hace extraño ver fotos en color en los periódicos, acostumbrada durante tanto tiempo a que fueran sólo en blanco y negro. Quizá por eso me fijo tanto en ellas. Y la última que ha llamado poderosamente mi atención es una que anuncia viajes de crucero, de una conocida agencia, con ofertas varias. Aparentemente no tiene nada de particular pero que a mí me ha encantado.

Y es que una imagen te llega al alma a veces de forma inesperada. Puede que sea porque representa algo que en ese momento te gustaría hacer, algún sueño que tienes en mente sin llegar a ponerle forma. La foto a la que me refiero es una mujer sentada en una tumbona de madera, leyendo un libro, en la cubierta de un barco. La situación es perfecta: relax en medio del mar, un día soleado sin nubes y un poco fresco, a juzgar por la ropa que lleva. Me gustan mucho los suelos de tablas de madera oscura como el que aparece en la foto, que se usan tanto en los cuartos de baño. Me imagino caminando sobre él y me produce una sensación placentera.

En el periódico la imagen tenía los colores más apagados que la que he encontrado en Internet, lo cual le da una apariencia aún más relajante. La ropa de ella, cómoda, confortable, con esos tonos pastel tan bonitos, su postura, abstraída y en reposo, entregada al placer de la lectura, dejándose llevar por el mar azul, despreocupada de todo, es una situación ideal, lejos de preocupaciones y obligaciones.

Por eso la recorté y la tengo en un cajón de mi mesa de trabajo. Me gusta echarle un vistazo de vez en cuando, sobre todo por la mañana al llegar, cuando necesito motivos para animarme un poco y superar los estragos del madrugón. Hace tiempo que quiero hacer un crucero. Me imagino el típico trasatlántico atestado de gente en poco espacio, sin lugar para el descanso, idea que desmiente la imagen del anuncio.

Me hago la ilusión de que hay un momento y un lugar para mí como el sugiere la foto. No hace falta hacerse un viaje lujoso, sólo es cuestión de saber disfrutar de los placeres sencillos que la vida a veces te regala.

- Impresionantes las imágenes que se ven en televisión y que me han mandado por correo electrónico de los temporales en el norte. Ya son 6 ó 7 en estos 2 últimos meses. Aunque son zonas que nunca han carecido de tormentas y oleajes, en esta ocasión la fuerza del mar, aunque aterradora para los que allí vivan, nos ha dejado momentos fascinantes y bellos.

Vi en un reportaje unos aparatos colocados en el agua con los que han llegado a medir olas de 20 metros, lo que equivale a un edificio de 7 plantas. Eran olas aisladas, imprevisibles, porque las demás fueron muy altas también, pero estas que llegan por su cuenta son las más temibles.

Me asombra que la gente tenga sus casas tan cerca del mar. Acostumbrados a galernas y marejadas, esto no lo imaginaban. A quién se le ocurre construir tan próximos a la línea de costa. Con la fuerza que tiene el agua, que arranca puertas y ventanas, y arrastra todo lo que encuentra a su paso.

En el telediario decían que todo esto se debe a una subida de la temperatura de los océanos y a un ciclón muy fuerte que ha habido en Tailandia. Suena un poco descabellado, pero así funciona la Naturaleza: lo que sucede en una parte del mundo puede afectar a regiones remotas. La conexión planetaria.

- Gracias a mis nuevos seguidores, Ariadna de Asterión y Nacho Achútegui Conde por unirse a este blog, en el que espero puedan hallar cosas que les interesen y les gusten. Ellos también escriben en blogs cuya lectura recomiendo. Se nota que estamos con el concurso de blogs de 20 minutos: hay más visitantes, más comentarios y algunos nuevos adeptos que espero se queden por mucho tiempo. Sólo por esto ya merece la pena participar.

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