lunes, 27 de octubre de 2014

Entrevista de Risto a Pablo Iglesias

 
Fue muy interesante la entrevista de Risto Mejide a Pablo Iglesias, a pesar de las meteduras de pata del presentador que, como siempre, hablaba de más y sobre muchas cosas que desconoce, aunque él considere que es muy ocurrente, y lo único que pone al descubierto es su ignorancia y su prepotencia. A Iglesias le estuvo interrumpiendo constantemente, hizo lo que hace todo el mundo cuando el líder de Podemos aparece en algún debate televisivo, todos tienen una necesidad imperiosa de no dejarle expresar libremente sus ideas. Sin estar de acuerdo con su ideología, como es mi caso, sin embargo pienso que tiene teorías que merece la pena escuchar. Se le percibe culto, muy leído, un intelectual al que quizá le falta experiencia real, porque no todo se aprende en los libros. Eso es lo que le achaca “la casta”, como así ha llamado a los políticos de siempre, que tiene muchas ideas pero que son impracticables.
 
Me gustó mucho cuando le preguntaron por su pareja, porque no le había visto desenvolverse en temas personales, y resultó tan sincero y espontáneo como con el resto de los temas que aborda. Risto hizo lo de siempre, lanzar una de sus puyas (no sabe tener una conversación normal, se le nota mucho cuando no simpatiza con su interlocutor), diciendo que cómo iba a convencer a nadie si ni a su propia mujer ha conseguido convencerla. Iglesias contestó que menuda era ella, como diciendo que era una persona con convicciones propias muy fuertes, y que si la amaba (me encantó que empleara este verbo, no todo el mundo es capaz de hacerlo) era por otras muchas cosas, que sentían un mutuo respeto y admiración, y que la política no lo ocupaba todo en sus vidas, hay otras muchas cosas por las que dos personas llegan a quererse. Se confesó pues un hombre enamorado, y dijo que ella llevaba en política mucho más tiempo que él y que su experiencia era mayor. Que un hombre reconozca públicamente las cualidades de su pareja y proclame ser su más ferviente admirador es algo poco corriente para lo que se suele ver.
Me pareció muy inteligente y con gran sensibilidad. Su forma de decir las cosas es distinta a la del resto, y no porque utilice términos o ideas complejos, antes al contrario, su discurso es sencillo y directo, y sus ideas muy claras y largamente meditadas, pero tiene muchas ocurrencias que llaman la atención por su originalidad. He aquí algunas:
-        No es la casta política la que hace funcionar este país, es la gente, esa es nuestra patria, la gente. 
-          No queremos ser una opción pintoresca, no queremos ser los de la pandereta. 
-         “El cielo no se toma por consenso. Se toma por asalto” (palabras que Karl Marx empleó en una carta a su amigo el doctor Ludwig Kugelmann para describir el fracasado intento revolucionario de la Comuna de París en 1871).
Está convencido de que lo que pretende llevar a la práctica es lo mejor para la gente, sin ánimo de medrar ni otro interés que el bien común. Es alguien lleno de idealismo, algo que se podría achacar a su juventud si no fuera porque ya tiene 35 años. Si a estas alturas todavía le mueve la necesidad de servicio social y de acabar con la corruptela establecida desde hace tanto tiempo que parece ya costumbre, no creo que vaya a cambiar nunca, aunque llegue al poder, esa cumbre en la montaña en la que casi todo el mundo se transforma y se deja tentar por la avaricia y la ambición.
Es cierto que ya acusa el peso de la sobreexposición que sufre, y que dice resultarle no precisamente agradable. Se lamenta del varapalo al que lo someten los medios de comunicación, aunque él tampoco lo ha evitado precisamente con su discurso polémico y combativo. No creo que imaginara que iba a resultar un lastre tan grande para su vida. “Ya me gustaría delegar responsabilidades”, dijo hace poco cuando se habló de la posibilidad de que su partido compartiera el liderazgo entre varios de sus miembros, algo que nunca se ha dado y que piensa que no funcionaría. “No soy imprescindible, soy un militante, no un macho alfa", afirmó cuando se ha sabido que otros miembros del partido quieren ocupar su lugar (a mí esta frase me produjo hilaridad). Si sus propuestas no son bien acogidas, se hará a un lado, ha comentado, lo mismo que deben hacer aquellos cuyas ideas no sean aceptadas por la mayoría de la organización.
En fin, que para ser una nueva propuesta dentro de la rutina política que nos asola, por lo menos suscita interés aunque no se comulgue con la esencia de su ideología. Un grupo de intelectuales con expedientes académicos que alcanzaron la excelencia se pone al frente de un partido político que pretende salvar a esta nación nuestra del caos y la corrupción en los que se halla. Será un héroe, o un ingenuo idealista, será lo que fuere pero no estaría de más que tuviera su oportunidad.  
 


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