- He leído recientemente un reportaje sobre la
escritora Ana Mª Matute, vista a través de los ojos de su hijo, y con los
recuerdos de fotos, cartas y otras cosas que dejó. En las imágenes de juventud
se la ve una mujer muy atractiva, de labios carnosos y mirada decidida. Nos
hemos acostumbrado a la que tenía en los últimos años, la de una anciana
elegante de pelo canoso y cuidado, grandes bolsas bajo los ojos y dulce mirada.
Muchos son los
premios y reconocimientos que tuvo a lo largo de su vida, y sin embargo no
consigo encontrar en su literatura nada que me llame la atención, no me gusta
su forma de contar las cosas, me parece simple y carente de interés. Siempre
que no puedo disfrutar de un autor, da igual el arte al que se dedique, que es
universalmente admirado, tengo una sensación de incomprensión y vacío, como si
fuera yo a quien le faltara algo fundamental para poder apreciar
ciertas cosas que a los demás les resultan bellas o geniales.
Puede que sea
simplemente cuestión de gustos, y que cada cual tiene el suyo, muy personal.
Pero cuando tantos dicen lo mismo acerca de un artista y yo en cambio disiento,
siempre pienso que soy yo la equivocada.
Me encantaría
que me pudieran gustar las novelas y cuentos de Ana Mª Matute, mujer que debió
por otro lado ser muy interesante, pero me es imposible. Tan sólo alabo los
títulos que eligió para sus obras. Si leí Primera memoria fue
precisamente por eso.
Ahora que ya
no está todo el mundo rinde tributo a esta escritora de vida azarosa. A veces
tiene más enjundia lo que le ha pasado a uno en su peripecia vital que lo que
luego escribe, aunque intente reflejar esas mismas vivencias, y me parece que Ana Mª Matute está en ese caso. Que lo gocen
aquellos que sean capaces de encontrar la savia a sus palabras. Yo no fui
capaz.
- Alucinada me quedé hace poco cuando lei que
habían descubierto el dinosaurio más grande del mundo, un gigante de
proporciones descomunales que llegó a medir 35 m. de largo, 21 m. de alto y
pesar entre 80 y 120 toneladas. El Argentinosaurius.
Cada vez que hay
un descubrimiento es como si se quisiera batir un récord de antigüedad, tamaño
y peso, y lo cierto es que no dejan de aparecer especies que desconocíamos.
Este de ahora es de mediados del Cretácico, de hace 95 millones de años. Escapa
a todo control mental intentar dilucidar cuánto es ese tiempo. Su altura es la misma que el edificio donde vivo, 6 plantas.
Imaginar seres
con esas proporciones deambulando a tu alrededor, aunque sean herbívoros, me
parece aterrador. Hay múltiples teorías sobre por qué los animales
prehistóricos eran tan grandes, desde que se debía a las condiciones
medioambientales muy favorables que había entonces hasta que era un factor
evolutivo que garantizaba la pervivencia de la especie, pues cuanto mayor era
su tamaño menos depredadores tenía. Tras las glaciaciones y demás
cataclismos, las dimensiones fueron disminuyendo, al no encontrar las
condiciones propicias para su desarrollo.
En fin, que
encuentro inimaginable poder vivir hoy en día como ser humano en un hábitat
semejante. Difícil es sobrevivir en un mundo como el actual, pero es evidente que
hace millones de años fue aún mucho más difícil.
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