martes, 7 de octubre de 2014

Un poco de todo

 
-        He leído recientemente un reportaje sobre la escritora Ana Mª Matute, vista a través de los ojos de su hijo, y con los recuerdos de fotos, cartas y otras cosas que dejó. En las imágenes de juventud se la ve una mujer muy atractiva, de labios carnosos y mirada decidida. Nos hemos acostumbrado a la que tenía en los últimos años, la de una anciana elegante de pelo canoso y cuidado, grandes bolsas bajo los ojos y dulce mirada.
Muchos son los premios y reconocimientos que tuvo a lo largo de su vida, y sin embargo no consigo encontrar en su literatura nada que me llame la atención, no me gusta su forma de contar las cosas, me parece simple y carente de interés. Siempre que no puedo disfrutar de un autor, da igual el arte al que se dedique, que es universalmente admirado, tengo una sensación de incomprensión y vacío, como si fuera yo a quien le faltara algo fundamental para poder apreciar ciertas cosas que a los demás les resultan bellas o geniales.
Puede que sea simplemente cuestión de gustos, y que cada cual tiene el suyo, muy personal. Pero cuando tantos dicen lo mismo acerca de un artista y yo en cambio disiento, siempre pienso que soy yo la equivocada.
Me encantaría que me pudieran gustar las novelas y cuentos de Ana Mª Matute, mujer que debió por otro lado ser muy interesante, pero me es imposible. Tan sólo alabo los títulos que eligió para sus obras. Si leí Primera memoria fue precisamente por eso.
Ahora que ya no está todo el mundo rinde tributo a esta escritora de vida azarosa. A veces tiene más enjundia lo que le ha pasado a uno en su peripecia vital que lo que luego escribe, aunque intente reflejar esas mismas vivencias, y me parece que Ana Mª Matute está en ese caso. Que lo gocen aquellos que sean capaces de encontrar la savia a sus palabras. Yo no fui capaz.
         - Alucinada me quedé hace poco cuando lei que habían descubierto el dinosaurio más grande del mundo, un gigante de proporciones descomunales que llegó a medir 35 m. de largo, 21 m. de alto y pesar entre 80 y 120 toneladas. El Argentinosaurius. 
Cada vez que hay un descubrimiento es como si se quisiera batir un récord de antigüedad, tamaño y peso, y lo cierto es que no dejan de aparecer especies que desconocíamos. Este de ahora es de mediados del Cretácico, de hace 95 millones de años. Escapa a todo control mental intentar dilucidar cuánto es ese tiempo. Su altura es la misma que el edificio donde vivo, 6 plantas. 
Imaginar seres con esas proporciones deambulando a tu alrededor, aunque sean herbívoros, me parece aterrador. Hay múltiples teorías sobre por qué los animales prehistóricos eran tan grandes, desde que se debía a las condiciones medioambientales muy favorables que había entonces hasta que era un factor evolutivo que garantizaba la pervivencia de la especie, pues cuanto mayor era su tamaño menos depredadores tenía. Tras las glaciaciones y demás cataclismos, las dimensiones fueron disminuyendo, al no encontrar las condiciones propicias para su desarrollo. 
En fin, que encuentro inimaginable poder vivir hoy en día como ser humano en un hábitat semejante. Difícil es sobrevivir en un mundo como el actual, pero es evidente que hace millones de años fue aún mucho  más difícil.
 


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