Esa noche Abby y
Mike van a una sala de fiestas a tomar algo y divertirse un poco. Sentados a la mesa con un
refresco, ella le descubre por qué está allí con él.
-
Abby:
Sé lo de la oferta de la CBS.
-
Mike:
Pues entonces sabrás que la he rechazado.
-
Abby
(sorprendida): ¿A sí? ¿Por qué?
- Mike:
Jona, mi sobrino. Me necesita a su lado. No seré la mejor figura paterna que
existe pero el chaval no tiene otra y… no quiero estropearla con la distancia
hasta S. Francisco.
-
Abby:
Bueno, es una muy acertada decisión.
-
Mike:
Gracias. Y ahora ¿podemos dejar de hablar del trabajo? Tal vez relajarnos… y
beber, disfrutar.
-
Abby
(sonriendo): Háblame de la diosa. ¿Fue la que te partió el corazón?
-
Mike
(alterado): Estás intentando cortarme el rollo totalmente.
-
Abby:
No… para nada. Me interesa saber por qué eres como eres.
- Mike:
Pues… para tu información fueron… fueron más de una, sí, fue un… un pelotón.
Chicas posesivas, chicas muy infieles, chicas depresivas, chicas narcisistas,
falsas, liantas… Chicas que en realidad… no me querían. Cuando cumplí los 30
comprendí que… no hace falta tener tantos fracasos de pareja para darse cuenta
de que no existe ninguna buena.
-
Abby:
Venga ya… No puedes pensar que no existen las buenas relaciones de pareja.
-
Mike:
Estoy convencido… Venga… a bailar. No, en serio, he visto tu bailecito
espasmódico. Quiero verte bailar de verdad.
-
Abby:
No, yo no sé bailar eso…
-
Mike:
Yo sí… bueno, más o menos.
En la pista
bailan una salsa muy animadamente, pero con cada alejamiento y acercamiento que
impone el baile surge una atracción física creciente, hasta el punto de que,
repentinamente incómodos, Abby sugiere que el avión sale temprano al día
siguiente y habría que marcharse. Mike accede. En el ascensor ella dice haberlo
pasado muy bien, a lo que él responde de forma similar, pero cuando llegan a la
planta de Mike la despedida, que empezó siendo un par de besos en la mejilla,
se convierte en una batalla campal de abrazos y besos apasionados, mientras
intentan sujetar las puertas del ascensor, que se abren y se cierran. Se separan a duras
penas, y Mike sale al pasillo, sorprendido y muy excitado. Abby, en su
habitación, se pregunta qué ha sido eso y por qué quiere repetir.
Entonces llaman
a su puerta, y abre creyendo que es Mike, pero aparece Colin, con una botella
de champán en la mano. La echaba de menos. Al abrirla se ensucia la camisa y se
la tiene que quitar, por lo que Abby va a por una toalla para que se seque. Mientras,
Mike va hacia la habitación de Abby, parándose con dudas y miedo a cada
momento, y repitiendo en voz alta lo que quiere decirle: “Abby, tengo muchas
ganas de volver a hacer eso, y no sólo esta noche… Vaya, vaya, puedes hacerlo,
sé un hombre Chadwey”. Llama a su puerta. Aparece Colin sin la camisa. Mike
está sorprendido y azorado. La desilusión asoma a su rostro. Llega Abby y no
acierta más que a darle algunas excusas de su presencia allí. Cuando se aleja por el pasillo ella le sigue.
-
Abby:¡Mike! Espera… Ha venido por sorpresa, yo…
-
Mike:
Qué oportuno…
-
Abby:
Creía que eras tú cuando le abrí.
- Mike:
Será que somos intercambiables. Te he enseñado bien… Oye, a lo mejor podrías
incluso presentar el programa.
-
Abby:
Dime qué ha pasado en el ascensor. Le digo a Colin que se vaya…
-
Mike:
No… ¿Por qué tirarlo todo por la borda? Te ha costado mucho tenerlo donde está.
-
Abby
(molesta y triste): ¿Es todo lo que vas a decir?
-
Mike:
¿Qué pretendes que diga?
-
Abby
(sarcástica): Qué cruda es la realidad ¿eh?
-
Mike:
Es lo que intentaba decirte… Nos vemos.
Abby regresa a
su habitación. Se toma una copa de champán de un solo trago.
-
Abby:
Colin ¿por qué te gusté yo?
- Colin:
Porque eres preciosa, muy lista, nunca criticas y ¿sabes? jamás intentas
controlar la situación y, francamente, eso es un soplo de aire fresco porque
conozco a muchas mujeres que son unas obsesas del control y… eso es una
pesadilla. Me encanta que tú no seas así.
- Abby:
Pero lo soy, soy justamente así. (Levanta la botella de champán) debería estar
frío, y aunque quede fatal decirlo, corrijo siempre mentalmente las frases que
dices, y cuando me diste de comer caviar sentí ¡oh! que me moría… odio que me
den de comer como a un bebé… Soy una obsesa del control, ya ves… pero no podía
mostrártelo porque… ¿quién querría una mujer así? (Se ve incómodo a Colin).
Perdona Colin, eres un chico estupendo, y por eso me duele en el alma decirte
que no he sido ni por un segundo yo misma el tiempo que hemos salido.
-
Colin:
¿Y quién has sido?
-
Abby
(a punto de llorar): La que un idiota me dijo que fuera.
Se quita el
postizo del pelo y se queda mirando a Colin, suspirando. Al día siguiente, ya
en su trabajo, su jefe la recibe iracundo, diciendo que Mike se ha despedido.
Cogió un vuelo antes que ella. “Mike no es indispensable”, dice ella enfadada,
“hay trogloditas palurdos como él a patadas”.
Mientras a Mike
le están enseñando el nuevo plató en el que presentará su nuevo programa, y
cuando le presentan a su productor le dice: “¿Sabes lo que más me gusta de ti?
Que no me apetece acostarme contigo”. “Es un alivio saberlo”, le responde el aludido.
El día de los
globos aerostáticos aparece en antena el presentador que sustituye a Mike, un
pretencioso que no deja de decir memeces. Mike, que se está preparando para
salir en su propio programa en esa misma localización, sigue risueño las evoluciones
del pringaillo que han puesto en su lugar. De pronto Abby, que no ha podido
soportarlo más, lo saca de cámara y se pone en su lugar, metida en la cesta de uno de los
globos.
- Abby:
Lo siento pero Jack Magnum no va a poder seguir presentando La cruda realidad,
lo cual confirma que los hombres no son dignos de confianza. Miren a Mike
Chadwell, por ejemplo, se despidió del programa sin decir una palabra. Creemos
saber lo que los hombres van a hacer, creemos saber lo que los hombres quieren
hacer. Pero cuando llega de repente el momento en el que tienen que pringarse
y… qué sé yo, mover ficha, se acobardan. Los hombres fuertes, valientes y
enormes que aparecen siempre en las novelas o en las pelis desde que somos
niñas… son una falacia. Esos no existen. Los hombres no son fuertes, los
hombres no son valientes, los hombres (con tono de burla) ¡tienen miedo! Aunque
ellos vivan un momento en el ascensor de un hotel que sea realmente romántico y
lleno de posibilidades, los hombres son incapaces de mirarlo de frente. ¿Por
qué? porque son débiles…
Aparece Mike
que, indignado, había abandonado su puesto pese a estar a punto de entrar en el
aire. Se mete en la cesta del globo con ella y le quita el micrófono de mala
manera.
-
Mike:
Te voy yo a decir una cosa sobre las mujeres. Las mujeres siempre nos hacen
creer que ellas son las víctimas, que les partimos el corazón. ¡Eso es mentira!
Dicen que buscan romanticismo, dicen que buscan un gran amor, pero lo único que
buscan son unos requisitos. ¿Él es perfecto? ¿Él es guapo? ¿Él es cirujano? Los
hombres que encajáis en ese perfil no os engañéis porque no se van a la cama
con vosotros, se van a a la cama con una cuidadosamente lista calculada de
cualidades materiales. La pasta supera a la esencia, la forma supera al fondo,
los modales superan a los principios. Ningún gesto, por romántico que sea,
pesará en la vida más que una lista impresionante de vacíos credenciales…
- Abby:
Y esto viene de un hombre que jamás ha tenido un gesto, a no ser que sea este
(hace como que menea un pene en el aire).
-
Mike:
Así que lo del ascensor no fue un gesto ¿no?
- Abby:
Lo del ascensor fue un momento de pasión seguido por un momento de pánico de tu
parte, al parecer.
-
Mike:
Pero si volví a tu habitación.
-
Abby:
Sí, ¡y luego saliste huyendo!.
-
Mike:
No fue pánico, corazón, fue que me negué en redondo a competir con la perfecta
lista andante que estaba en tu cama, así que dame las gracias. (Mirando a
cámara) Pues así es, amigos míos, esta es la cruda realidad, una encoñada con
dos tíos siempre elegirá al que tenga mejor curriculum.
-
Abby:
¡Eso es una gilipollez!
El globo empieza
a subir, y Mike hace amago de querer bajarse, pero ya es demasiado tarde.
-
Abby:
¡Dios! Te odio tantísimo que he dicho una palabrota por televisión.
-
Mike:
¡No! Te odias a ti misma por ser tan frívola…
El globo se eleva, y ellos no saben que
siguen en antena ni hay manera de decírselo. Contemplan el hermoso paisaje en
rededor, lleno de globos sobrevolando el mar y las montañas.
-
Mike
(enfadado): ¡Tengo una gran idea! Para pasar el rato ¿por qué no cuentas lo
bien que lo pasásteis Colin y tú haciendo el amor en Los Ángeles?
-
Abby
(con voz burlona): Corté con Colin en Los Ángeles, cretino atontado.
-
Mike
(sorprendido): ¿Qué?
- Abby:
¡Anda! Eso ha captado tu atención. Pues si crees que vamos a terminar lo que
empezamos allí es que estás mal de la olla, ¡perdiste tu tren!.
-
Mike:
¡No fastidies! No había tren que coger.
- Abby:
Tienes razón, tuve un momento de lapsus mental al creer que eras más de lo que
eres, pero no lo eres, está claro.
-
Mike:
¿Ah si? ¿De qué me hablas?
- Abby:
Soy Mike Chadwell, me van las chicas en sirope y follar como un mono, ¡no os
enamoréis que asusta!
En la sala de
control del programa el jefe se afloja la corbata, agobiado por el primer taco
lanzado en directo. “¡Ay Dios!” exclama, “ahí va el 1º”.
-
Mike:
Sí… eso asusta… es terrorífico, sobre todo si te has enamorado de una loca como
tú.
En casa de la
hermana y el sobrino de Mike no salen de su asombro al oirle decir eso en televisión.
-
Abby:
¡Qué voy a ser yo una loca!
-
Mike:
Te digo que estoy enamorado de ti y lo único que has oído es loca ¡eres la
definición de neurótica!
-
Abby:
¡No! La definición de neurótica es una persona que padece ansiedad,
pensamientos obsesivo-compulsivos y varias dolencias físicas sin pruebas
objetivas de que sea por algo…
-
Mike:
¡Cállate! De nuevo te vuelvo a decir que estoy enamorado y me sueltas una
charla sobre vocabulario técnico.
-
Abby
(pensativa): ¿Estás enamorado de mí? ¿Por qué?
Ella, tras un
momento, se abalanza sobre él para abrazarlo y besarlo, algo que es inmediatamente correspondido con pasión por Mike.
En la cama, y
tras hacer el amor con desenfreno, Mike enciende la luz y le pregunta si de
verdad es tan bueno con el sexo o ella estaba fingiendo. Abby le sonríe
maliciosa y le dice: “Nunca lo sabrás…”, vuelve a apagar la luz para seguir
dando rienda suelta a su pasión.
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