lunes, 29 de marzo de 2010

Un poco de todo (IV)




- Es impresionante pensar en la forma como estamos hechos. En un reportaje de televisión vi que los átomos son en realidad espacios vacíos, con un átomo central y una estructura externa formada por electrones en constante movimiento. Para que nos hiciéramos una idea se representaba una mosca en mitad de una catedral. El insecto era el núcleo y las paredes del edificio la cubierta que lo rodea. Entre uno y otras no existe nada. El científico que daba las explicaciones venía a decir que el Universo entero está compuesto en su mayor parte por la nada, el vacío. Lo que impedía que una materia sólida atravesara otra era la fuerte barrera que formaban los imparables electrones.
Para colmo, se decía que toda la materia que existe actualmente en nuestro planeta, incluido éste, proviene de la explosión de una gran estrella que estalló cerca de nuestro sistema solar. Lo de que la materia no se crea ni se destruye, solamente se transforma, es una gran verdad que ya nos enseñaron en los tiempos del colegio, pero ahora es cuando me he hecho una idea de hasta qué punto es así: vivimos en perpetuo reciclaje de materia, cuando creemos que un ser vivo muere, en realidad la sustancia de la que está hecho no desaparece sino que pasa a formar parte del ciclo biológico natural, el cual dará lugar a otros seres vivos. Es un proceso que jamás se interrumpe.
Somos polvo de estrellas, y estamos destinados a existir eternamente. Lo que no sé es qué pasaría si fuera La Tierra la que explotara. El material que nos forma iría a parar a otra parte y puede que se reconstituyera de otra manera en otro lugar. El caso es no desaparecer.
Con tan sólo los 99 elementos de la tabla periódica se pueden hacer combinaciones que den como resultado las sustancias que conocemos. Algunas asociaciones producen algunas que nunca hubiéramos sospechado que tuvieran nada que ver con esos elementos iniciales.
Incluso se va más allá: a partir de los átomos se han ideado unos cristales impregnados en medicamentos que, introducidos en el cuerpo humano, van desechando las células sanas hasta llegar a las cancerosas, en las que se meten y descargan la medicación. Así se evitarán los efectos nocivos de los tratamientos de quimio y radio tradicionales, que no distinguen y matan todas las células, las buenas y las malas.
La clave del progreso y del desarrollo humano está en la investigación celular. No es que lleguemos a ser indestructibles en el futuro, pero será muy difícil que cualquier virus o enfermedad de ninguna clase puedan acabar con nosotros.

- Me ha asombrado un cartel que he visto en una farmacia: la píldora del día después no la tragues. Luego aclaraba que como la legislación permite la dispensa de este fármaco sin receta médica y sin límite de edad, los farmacéuticos, como profesionales con una responsabilidad sobre la salud de los consumidores de sus productos, se creen en la obligación de advertir de esta manera sobre la nocividad de utilizar sin ninguna cortapisa esta clase de medicamentos. Ante la falta de una regulación adecuada en este ámbito ha sido la industria farmacéutica y no el gobierno la que ha tenido que tomar cartas en el asunto. Con todo lo que ello conlleva, pues es en realidad no un método anticonceptivo sino abortivo. El tema es mucho más serio de lo que han pretendido hacernos ver, cuando se nos hablaba de nuevos avances en la planificación familiar. Por lo visto una chica, aunque sólo tenga catorce años, es muy moderna y muy inteligente porque sabe lo que tiene que hacer cuando ha hecho las cosas cuando y como no debía hacerlas. Vivimos en una selva legal y ética que no hace sino enmarañarse cada vez más. Y a esto lo llaman civilización.
 
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