miércoles, 4 de agosto de 2010

Mariano José de Larra

Si hay un autor español al que siempre he admirado es a Mariano José de Larra. No sé si será porque comparto con él su vocación periodística y su pasión por la escritura, su visión un tanto pesimista del mundo, su enorme sensibilidad, el hecho de que se enamorara pro primera vez con 16 años, y su sarcástico sentido del humor.
Dicen que de niño era muy observador, reflexivo e introvertido, y cuando tenía 9 ó 10 años se le podía ver en los descansos entre clase y clase jugando al ajedrez con un amigo, tan indiferente a las distracciones infantiles como él.
Larra fue un hombre aparentemente contradictorio, pues se pronunció más de una vez en contra del amor adúltero cuando él mismo lo practicó, y porque aunque tenía un carácter difícil e incluso a veces amargado, poseía al mismo tiempo una intensa capacidad para el amor, el afecto y la amistad.
Tuvo también una manifiesta repugnancia por lo necio, lo ridículo, el snobismo de los petulantes, la presunción de los viejos verdes, y en general por todo cuanto considerase impropio o artificioso. Era un hombre de gustos refinados y maneras elegantes, pero de una forma natural, sin pedantería. Detestaba profundamente lo chabacano: “…salía yo del pasado Carnaval de Abrantes, donde había codeado a la aristocracia, y del teatro, donde me había codeado a mí la democracia”. O también: “ Se metía en la boca un enorme cigarro, que se quemaba a manera de tizón, en medio de repetidas humaradas, que más parecían salir de un horno de tejas que de boca de hombre racional …”.
“Dejemos la igualdad de los hombres para la otra vida, porque en ésta no la vemos tan clara como la quieren suponer..”, dijo en una ocasión.
Sus opiniones personales abarcaban todos los ámbitos de la vida humana, y la verdad es que rara vez dejaba títere con cabeza, importándole bien poco lo que pudieran decir los demás. Pudiera por ello parecer altanero o soberbio.“Oposición hay, por supuesto. A mí cuando escribo me gusta siempre tener razón”.
Ya en aquel entonces acusaba Larra la falta de creatividad en el teatro: “… De ahí la ausencia de caracteres, de pasiones y de virtudes, para sustituirles esos traidores falsos y eternos que  hacen el mal para buscar el efecto, esos crímenes no justificados y esos vicios asquerosos pintados de una manera todavía más asquerosa”.
Casi siempre se dejaba llevar por su temperamento, y escribía cosas por las que luego era muy criticado, pero para él no ser sincero habría sido como traicionarse a sí mismo y a los que le leían. “ No sé qué profeta ha dicho que el gran talento no consiste precisamente  en saber lo que se ha de decir, sino en saber lo que se ha de callar”.
Su opinión sobre los toros habría añadido leña al fuego sobre un tema que está de candente actualidad: 
…adonde van a ver un animal tan bueno como hostigado, que lidia con dos docenas de fieras disfrazadas de hombres, unas a pie y otras a caballo, que se van a disputar el honor de ver volar sus tripas por el viento a la faz de un pueblo que tan bien sabe apreciar este heroísmo mercenario. Allí parece que todos acuden orgullosos de manifestar que no tienen entrañas, y que su recreo es pasear los ojos en sangre, y ríen y aplauden al ver los destrozos de la corrida”.
Cuando viajaba al extranjero, a pesar de estar harto de muchas de las cosas que caracterizan a este país nuestro, echaba de menos la patria chica, y así escribió: “… Y mi corazón de español latía locamente en mi pecho. Y erraba por las calles como en busca de algo. Y hubiera querido enseñar mi idioma a los árboles, a las rocas (…)”.
Para algunos de sus colegas de profesión tuvo también algunas palabras, como cuando le dijo a un redactor: “… extraño que un hombre tan ultramarino, de un talento tan americano y de unos estudios tan madrileños ponga artículos tan africanos en un periódico tan berberisco”.
Solía decir que “los artículos más cortos los lee el público más pronto; pero los artículos que lee con más gusto son los mejores”. También llamaba “observadores de superficie” a los que se atrevían a dar su opinión sin darle verdadera importancia a las cosas y sin profundizar en el verdadero meollo de los asuntos, y “mulos de reata” a los que a falta de criterio propio, opinan lo que opinan los demás.
Los artículos que más me han gustado siempre de Larra son “La Nochebuena de 1836. Yo y mi criado. Delirio filosófico”, publicado un año antes de su suicidio. También “El castellano viejo”, donde creo morir de risa cada vez que lo he leído al describir las desventuras por las que tiene que pasar cuando es invitado a comer a casa de un conocido. O “Vuelva usted mañana”, en el que comprobamos que por desgracia el funcionario de entonces en poco se diferencia básicamente del de hoy en día, con escasas excepciones. Y por supuesto “Día de Difuntos”, en el que escribió aquello de: “Aquí yace media España: murió de la otra media”.
Bajo este implacable sarcasmo y desdén por casi todas las cosas, se ocultaba una persona decepcionada del mundo, una mente lúcida, muy inteligente, que se sentía impotente ante los desmanes del momento que le tocó vivir, una sensibilidad herida de muerte por anhelos frustrados, especialmente en lo que al amor se refiere .Mariano José de Larra se convirtió a lo largo de su corta vida en un hombre triste. “Confesamos ingenuamente que solamente en momentos de tristeza nos es dado aspirar a divertir a los demás”.
Sin duda, pese a su juventud, fue todo un carácter, con su pesimismo irremediable que le llevó a desencantarse de todo y de todos y a quitarse la vida, con su agudísima ironía que nunca le abandonó, con su firme actitud contra la exageración y el mal gusto y, en fin, por su enorme talento literario que ya desde mi época del colegio ha iluminado muchas veces mi camino vital porque su pensamiento corre parejo al mío.
Es por eso que cuando paso junto a su busto, en la calle Bailén, no puedo dejar de mirarlo y de desear que alguien así estuviera aún entre nosotros. Mucho nos enseñaría. Sus opiniones, a la vista de lo que se cuece hoy en día, no tendrían desperdicio.

No hay comentarios:

 
MusicaServicios LocalesContadorsAnuncios ClasificadosViajes