viernes, 2 de marzo de 2012

Un poco de todo (XXXVIII)


- Bienvenida a Mª José, nueva seguidora, que tiene un hermoso blog, La clase de María José, en el que como profesora que es en un pueblo de Almería, nos da clases de matemáticas, de lengua y de manualidades, además de poner los dibujos que hacen sus alumnos. Me encanta. Seguramente me ha encontrado en un blog del que las dos somos seguidoras, En el tren de la vida, dedicado a diversas formas de expresión artística.

- Es curioso cómo funciona esto de la memoria. Intentando recordar a gente del pasado para buscar en Facebook, comprobé que sólo unos pocos nombres acudían a mi mente después de tantos años, el resto eran caras sin nombre.

Pero poco a poco han ido resurgiendo seres que permanecían ocultos en algún rincón de la mente, apenas atisbados y a punto de desaparecer. Y habría sido una pena si hubiese sido así, porque olvidar a una persona es como si nunca hubiera existido.

A mi hermana, que siempre ha tenido una memoria prodigiosa, le pasó sin embargo lo mismo, sólo que a ella no le llevó tanto tiempo traer al presente a todos sus conocidos pretéritos. Y fue como abrir la caja de Pandora, porque empezaron a acudir en tropel, casi empujándose, como su tuvieran prisa por salir de nuevo a la luz. Los recuerdos están hechos de una frágil sustancia, aplastada por la inexorable acumulación del tiempo, como una enorme montaña que cada vez crece más. Qué bueno es poder escalarla y llegar a la cima para contemplar desde allí, con más claridad que nunca, el sentido de todo, lo que hemos sido y lo que somos. Es muy esclarecedor.

- Qué tremendo lo sucedido a Whitney Houston. No es la primera vez que alguien se va de este mundo por causas distintas de las que parecían ser las más probables. Tenía mejor aspecto últimamente, era como si se hubiera dado una segunda oportunidad, pero nunca sabemos lo que el destino nos tiene preparado.

Quién no la recuerda cuando estaba en el cénit de su carrera. Su piel parecía de terciopelo, sus ojos tan grandes y hermosos estaban llenos de luz y de vida, sus dientes eran blanquísimos y perfectos. Whitney tenía el mundo a sus pies. Cantaba, bailaba y actuaba, era una mujer muy versátil, y poseía una belleza arrebatadora y una gran personalidad. Su música y su voz eran sublimes, su presencia escénica majestuosa, y nos daba lo mejor de sí misma con la naturalidad de quien no hace esfuerzo alguno para ser perfecta.

Cómo es posible que se dejara arrastrar por la nefasta influencia de un tipo tan vulgar. ¿Es que en el fondo no se valoraba, a pesar de su enorme éxito?. Whitney, aunque tenía una fuerza arrolladora sobre el escenario, era en el fondo un ser frágil y extremadamente sensible con una gran necesidad de amor. Presa fácil para los desaprensivos, esa clase de tipos que dejan siempre tras de sí una estela de destrucción. No sólo ella fue la víctima del rapero adicto, violento y macarra, el típico acomplejado misógino, también la hija de ambos.

A nosotros nos ha dejado huérfanos de su sensibilidad y su talento. Ahora sí que forma ya parte de esa materia celestial de la que parecía estar hecha, ahora sí que está en el lugar que merecía, en lo más alto.

No hay comentarios:

 
MusicaServicios LocalesContadorsAnuncios ClasificadosViajes