Dicen que el talento de River Phoenix no fue lo suficientemente explotado durante los pocos años que vivió. De niño hizo papeles maravillosos que le dieron fama, como Cuenta conmigo y La costa de los mosquitos, pero al hacerse mayor los personajes que eligió se encaminaron por otros derroteros, roles controvertidos en películas independientes.
Muchos intérpretes que han alcanzado la gloria en la infancia pierden su buena estrella al crecer. Se convierten en almas perdidas, que luchan sin esperanza por recuperar un lugar que les perteneció y que no se resignan a perder. Pero hay otros que, por su talento o belleza, han podido seguir con su carrera. Este era el caso de River Phoenix.
Hacer ese tipo de cine alejado de los circuitos comerciales hace que no se sea un estereotipo más de Hollywood, un producto más fabricado por el star system. Adentrarte en mundos poco explorados por lo escabrosos que resultan, y sacar a relucir el lado oscuro que todos tenemos, permite una demostración de maestría interpretativa fuera de los cauces habituales.
Viendo Mi Idaho privado me pregunto hasta dónde quería llegar River, si pretendía escandalizar o simplemente explorar territorios underground que los prejuicios sociales no dejan abordar normalmente. Despertar conciencias, levantar ampollas. El relato crudo de dos jóvenes que mantienen relaciones homosexuales y venden sus servicios a cincuentones rijosos está atenuado, sin embargo, por la no inclusión de escenas explícitas de sexo.
La historia no tiene mayor complejidad, un chico pobre y otro rico, que pronto se cansa de su vida errante y, a la muerte de su adinerado padre, decide vivir a lo grande y tener relaciones con una chica, abandonando a su compañero pobre. Éste, procedente de un hogar desestructurado, no sabe con certeza ni quién es su padre, y va en busca de una madre que no se ha molestado en buscarlo a él. Enamorado del chico rico, no por su dinero sino por él mismo, es el suyo un sentimiento puro, una necesidad de amor nunca correspondida. La prostitución le da náuseas, pero es un círculo cerrado del que parece no poder salir.
River Phoenix es el muchacho pobre, de veintipocos años que va dando bandazos sin saber muy bien qué hacer con su vida, deseando encontrar infructuosamente afecto a todos los niveles. Su enfermedad, que lo deja fuera de combate cada vez que está alterado, es su cruz, y la lleva en solitario. Tan sólo la eventual compañía de otros chicos, que también se prostituyen como chaperos, es su única fuente de calor humano.
Me encanta, y al mismo tiempo me sobrecoge, la escena en la que todos los del grupo en el que está se ponen a gritar y danzar como poseídos, para terminar abrazados y riendo, tirados por el suelo. Es como un juego colectivo y espontáneo para exorcizar los demonios. Ese grito desgarrado, lleno de ira y dolor, es su desahogo ante la soledad, la falta de amor y la frustración.
Quién sabe si este papel no fue el que llevó a la muerte al joven actor. River Phoenix salió aquella noche fatídica de un night club, a duras penas, para terminar desplomado en mitad de la calle, con terribles convulsiones y un ataque al corazón al que no lograría sobrevivir. Johnny Deep, dueño del local, terminó cerrando el negocio, conmocionado por la muerte de su amigo.
Lo sucedido a River es algo muy parecido a lo que él escenificó en Mi Idaho privado, cuando el protagonista yacía convulso en el suelo atacado por su enfermedad crónica. River rodó 3 películas más, la última inconclusa, pero fue en Mi Idaho donde alcanzó la categoría de mito, es ese el film que ha quedado en la memoria de todos para siempre.
Su hermano Joaquin Phoenix, que en nada se parece a él, pues es el vivo retrato de su padre, estaba presente junto con una hermana cuando murió River. Si algo tienen en común ambos es la forma de meterse en los papeles que interpretan hasta casi olvidarse de sí mismos. Joaquin es más intenso, nos tiene acostumbrados a sobreactuaciones dentro y fuera de cámara. No se asemeja en absoluto a River, pero es el único vestigio que nos queda de él, alguien de su familia que aún sigue en el cine.
Puede que a River Phoenix le pasara lo mismo, que se le hubiera quedado metido dentro ese personaje desgarrado y desesperanzado, tierno y vulnerable, que protagonizó en Mi Idaho privado. No tenía motivos para morir: gozaba de una exitosa carrera, tenía novia, y su propia banda de música. Veintitrés años es edad suficiente para saber que no se pueden mezclar drogas y alcohol, pero puede que le faltara madurez, o simplemente quería explorar sus propios límites y cometió un error.
He leído que aborrecía su imagen pública, y que sufría por sentir que no era considerado un actor serio, sólo apreciado por su físico. Su padre, que padecía depresiones, se solía ir con él para emborracharse juntos. Prácticamente mantenía a toda su numerosa familia. River sólo era feliz cuando actuaba, el resto del tiempo le parecía que nada tenía sentido y se deprimía.
Han pasado 20 años desde que se fue, pero nos queda su imagen en Mi Idaho, a lo James Dean, al que en muchas secuencias se nota que imita. Y como él rebelde, incomprendido, eternamente bello.
4 comentarios:
guapisimo river phoenix bellisimo y gran artista,una enorme perdida,que en paz descanse.
Sí que era un joven bello y un gran artista, alguien muy especial. Muchas gracias y un saludo. Pilar.
Prácticamente tengo la edad de su muerte pero me parece fascinante su trabajo como actor, desempeñaba muy bien su papel, lamentablemente se perdió como bien dices, creo que necesitaba apoyo de su familia , alguien en quien apoyarse nunca esta de mas. Apartando ese hecho no puedo dejar de destacar que era guapisimo, se parece mucho a mi novio. Gracias por tu pequeña recopilación de su vida. Saludos!
Me alegro que te gustara mi visión de River. Si se parece mucho a tu novio es también guapísimo. Un saludo! Pilar
Publicar un comentario