Hace tiempo me dieron, mientras
esperaba en la parada del autobús, un folleto que anunciaba un libro cuyo
título me llamó mucho la atención: Dianética. El poder del pensamiento sobre
el cuerpo. La portada, muy roja, exhibía un volcán en erupción. Su autor, L. Ronald Hubbard, sacaba a relucir una serie
de interrogantes que están presentes en mi mente, y en la de la mayoría de la gente creo, desde hace mucho tiempo:
¿Cómo puedo uno ganar suficiente
confianza para alcanzas sus metas?
¿Por qué la gente comete los
mismos errores una y otra vez?
¿Qué hace que sea difícil
concentrarse?
¿Puede la mente influir en tu
comportamiento y causarte malestar físico?
¿Es posible aumentar la
inteligencia?
¿Cómo funciona en realidad la
mente?
¿Cómo puede uno alcanzar todo su
potencial en la vida?
Una dirección postal, una página
web y un correo electrónico eran las formas de hacer el pedido, 17 € por saber
todas aquellas cosas que siempre te han intrigado y que te parecen importantes
para tener una vida mejor.
Una de las caras del folleto se
ilustraba con una foto en blanco y negro de Einstein, cuya imagen se utiliza
para las causas más insospechadas, con cara de pamplinas, y a continuación
grandes letras rojas anunciaban que “sólo utilizamos el 10% de nuestro
potencial mental”, frase que se oye mucho últimamente y de la que se ha puesto en duda que sea cierta. Pensé que algo en mi decrépito gesto había puesto al descubierto que soy funcionaria y por
eso me habían entregado el opúsculo, necesitada de una estimulación cerebral
que mi trabajo aniquila. Pensé también en los hinchas de
fútbol que asolan mi barrio los días de partido, a los que esta propaganda
tampoco les vendría mal, aunque en su caso seguramente sería usada como
sustituto del papel higiénico.
En el folleto,
un poco más abajo, seguía diciendo: “Este libro demuestra cómo cualquiera puede librarse por sí
mismo de las barreras que le impedían, hasta ahora, usar totalmente su
potencial mental. Muchas personas, incluyendo artistas, médicos, directivos y
trabajadores utilizan el libro DIANÉTICA”.
Tras esta curiosa selección
laboral me quedé pensativa. ¿Estas son las profesiones que más necesitan de
autoayuda y estimulación cerebral? Y mientras daba vueltas al papel con risita
floja me fijé, y me costó por mi presbicia, en unas letras pequeñas en la parte
inferior que decían Scientology. Ya decía yo, la dichosa Cienciología. Una mezcla de escepticismo y aprensión que siempre me asaltan con todo lo
relativo a sectas de cualquier pelaje, hizo que mi interés desapareciera tan
rápidamente como había surgido.
Mirando acerca de la
Cienciología, que muchos artistas de Hollywood han hecho famosa y han
enriquecido con sus cuantiosas fortunas, descubrí cosas que desconocía sobre
ella y que me parecieron muy extrañas. No sé cómo puede haber gente que siga a
pies juntillas preceptos tan rocambolescos. Y más tratándose de ese tal
Hubbard, un tipo chiflado por lo que se ve: afirma haber descubierto el origen
de todas las enfermedades mentales, y propone un método, auditación, por el que
sienta al paciente con los ojos cerrados durante al menos 2 horas para que
descargue lo que él llama “engramas”, que es el registro en la memoria de las
percepciones del pasado en las que se estuvo inconsciente o se padeció dolor
físico. El paciente debe repetir aquello que recuerde varias veces, aportando
más detalles en cada ocasión, hasta que descargue por completo el engrama.
Hace alusión este autor, que no
tiene estudios de medicina ni psicología, a la parapsicología, la reencarnación
y la telepatía, entre otras. La experimentación con drogas y la hipnosis están
en el origen de la dianética, que en realidad guarda una gran semejanza con el
método catártico usado por Freud a finales del s. XIX, y que después abandonó
por ineficiente, sustituyéndolo por la asociación libre. Los estados hipnoides,
propuestos por Charcot en su momento, también se consideran obsoletos.
Afirma Hubbard, que en realidad
es ingeniero, haber curado la manía, la depresión, el asma, la artritis, la
colitis y haber convertido a homosexuales en heterosexuales (aquí no puedo por
más que reir a carcajadas). Ha
escrito varios libros, convertidos en best sellers, ha dado conferencias y
hasta fundó un instituto donde enseñaba dianética. Luego empezó a incluir
conceptos como alma o espíritu, y fundó una nueva religión, la
Cienciología, redefiniendo la dianética como “la parte de la Cienciología que
se encarga de lo que el espíritu le hace al cuerpo”.
En fin, que unas teorías tan
complicadas y absurdas jamás podrán dar respuesta a todas esas preguntas que
nos hacíamos más arriba, lo cual es una pena porque eran interesantes. No sé
cómo está permitido que engañen así a la gente, es todo un enorme montaje, una descomunal
estafa de la que mucha gente está siendo víctima. Y por alguna razón gana cada
vez más adeptos en la meca del cine, donde todo el mundo ha debido perder el norte, si
alguna vez lo tuvieron.
La verdad es que dan cada cosa por la calle que pone los pelos de punta. Lo tendría que haber tirado sin darle más vueltas. Anda que no reparten basura por la calle todos
los días…
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