lunes, 30 de septiembre de 2013

Un poco de todo (XXIV)


- Me venía a la memoria estos días la imagen de un chico que en el avión de vuelta de Ibiza (no viajar con Vueling porque los asientos son duros como piedras e inamovibles, una auténtica tortura) iba nada más que con un bañador, una camiseta, unas chanclas y una toalla sobre el hombro. Se veía que había ido de discotecas y playa ese fin de semana, y no necesitaba equipaje de ninguna clase, sólo ganas de fiesta. A eso llamo yo despreocupación, la imagen viva de la dorada juventud que vive el presente intensamente y sin darle muchas vueltas a nada. Eso sí, tenía una cara de sueño que no podía con ella, como si no hubiera dormido en varios días, que será lo que probablemente haya hecho. Quizá fue el único que consiguió echar una cabezada en el incomodísimo avión, de lo cansado que iba.

- Qué curiosas son a veces las propuestas de IKEA. Si lo que quieren es ser originales, lo consiguen de sobra. En el último catálogo que han sacado aparecen, entre otras cosas, una cocina pegada a un dormitorio, separados únicamente por unas puertas negras enormes y acristaladas.

Aunque las ideas más novedosas las tienen en lo que a los niños se refiere. Se puede ver un pequeño lavabo situado junto al de los adultos y en una posición más baja, acompañado de un espejo, para que los peques puedan acicalarse sin pasar apuros intentando llegar a grifos y demás. Un detalle, aunque poco práctico, pues solemos comprar los elementos de nuestra casa con la intención de que duren el mayor tiempo posible.

Lo mismo pasa con los dormitorios en miniatura, en los que todo, armarios, mesas, sillas, camas y hasta sillones son pequeños y no tardan en ser inútiles para sus usuarios.

Pero lo que se ha llevado la palma de la mano ha sido ver un compartimento en un lateral de una cama infantil, que al abrirse muestra una mini cama para un muñeco. Todos duermen en la casa, niños y juguetes. El colmo del hogar, dulce y acogedor hogar.

- Es siempre maravilloso ver a Fred Astaire y Ginger Rogers bailando. Parece mentira que sus escenas de baile sigan deleitando tanto sin apenas acusar el paso del tiempo. La forma de moverse de él, sin dejar de mirarla, con una elegancia que se ha hecho ya legendaria, sin caer en amaneramientos, ágil y dinámico, como si flotara en el aire, es muy seductor y muy dulce. La manera de moverse de ella, tan femenina, tan elegante también, la evolución de sus manos dando expresión a los compases, un complemento expresivo al ya muy expresivo conjunto que forma con él, es una imagen llena de armonía y belleza.

No sabía que Fred Astaire y Gene Kelly fueran amigos, y lo eran mucho. He encontrado incontables fotos en las que aparecen los dos en diferentes épocas de su vida, y se percibe un afecto y una conexión que van más allá de la simple colaboración profesional. Me encanta verlos juntos, fueron dos bailarines excepcionales, cada uno en su estilo.

Ya no se hacen películas con este tipo de espectáculo, pero ahí queda su arte para siempre, como una incomparable forma de expresión artística.

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