lunes, 25 de abril de 2011

Gérard Depardieu


No ha mucho que escuchaba en televisión una entrevista que le hicieron a Gérard Depardieu, en versión original y con subtítulos en castellano, en la que se alternaban momentos en los que contestaba a las preguntas que le hacían con imágenes suyas de hace años. De joven era delgado y fuerte, muy guapo. Siempre ha tenido una forma de moverse y de mirar diferente a la del resto de la gente, y muy subyugadora. Ha sabido sacarle partido también a su media sonrisa, tan sugerente.

Él hablaba de su profesión, afirmando que era la razón de su existencia, y sobre todo del reconocimiento del público, sin el que nada tendría sentido. Dio a entender, en un momento dado, que a lo mejor no estaría ni siquiera en este mundo si no hubiera recibido el cariño de la gente.

Hay en Depardieu una mezcla de seguridad, aplomo, franqueza, profundas convicciones personales, y una disposición abierta y natural hacia los demás. Parece querer decir que lo que ves es lo que hay. Es un hombre que transmite sentimientos y sensaciones por todos los poros de su cuerpo, un cuerpo del que renegó durante la entrevista, afirmando que no sabía cómo había llegado a estar así, tan grueso, como si las causas de su galopante obesidad fueran ajenas a él. Decía no estar cómodo con su apariencia actual, no se reconocía, no era él. Lo mismo me pasa a mí.

Sin embargo, Gérard Depardieu pasa página rápidamente sobre cualquier cosa que le produzca preocupación. Su gordura no le impide seguir siendo tan expresivo como siempre, e incluso le da cierto encanto, lo sabe llevar muy bien, pues a todo le saca partido. Es muy francés en sus gestos, con esos movimientos bruscos de la cabeza, las manos y el cuerpo, puntualizando cada palabra que dice. Su aspecto de oso grandote, tan alto y con ese corpachón, le dan un aire tierno y un tanto agreste. Pero en cuanto se le oye hablar, descubrimos su dulzura y su sensibilidad.

Su voz es muy bonita, varonil y melodiosa, llena de resonancias y con una dicción perfecta. La que le ponen en los doblajes no está mal, pero la suya es infinitamente mejor. Hace poco me compré la película que estrenó el verano pasado y que me gustó tanto, Mis tardes con Margueritte, y me gusta verla en versión original subtitulada sólo por escuchar las inflexiones de su voz, y las de la actriz que da título al film, que también es magnífica. Sólo el tono y el timbre de la voz lo pueden cambiar todo, la historia, los personajes, adquieren otras dimensiones. Depardieu parece un niño grande con una enorme nariz que logra conmover a los espectadores con sus gestos y sus palabras. Las mujeres salían encantadas del cine cuando fui a ver la película, se querían llevar una réplica de él a casa, como si fuera un peluche.

Gérard Depardieu ha sido un vividor, ha llevado una existencia intensa y ha amado a muchas mujeres. Como padre se le ha reprochado que nunca se haya encargado demasiado de sus hijos. Así pasó con Guillaume, actor como él, de gran parecido físico (era la versión refinada de su padre), que tuvo una turbulenta juventud, y al que parece que han perseguido las desgracias hasta su prematura muerte, hace algo más de dos años. Recuerdo a Guillaume siendo muy jovencito, con su melena rubia y sus ojos tan claros, tocando el violín. Me parecía un ser etéreo, de una belleza delicada y perfecta. Fue un buen actor ensombrecido por la fama de su padre, con una sensibilidad extrema dicen, muy simpático y afectuoso, extremo también en todo lo demás.

No ha tenido que ser fácil para Depardieu ser padre. En realidad no todo el mundo vale para ello.

Pese a todo lo considero un ser único, alguien muy especial, excepcional diría yo, sin posibilidad de imitación, y que no tiene parangón con nadie conocido. No lo hace a propósito, ni siquiera creo que se considere alguien destacable en nada. Su sencillez y naturalidad son absolutas, y oyéndole hablar en esta entrevista, me parece alguien a quien sería enormemente interesante conocer.

2 comentarios:

Azucena y Carola dijo...

Pilar:

Estoy de acuerdo con tu opinión sobre Gerard Depardieu. El es como un "tobellino".
Yo escribí un guión cinematográfico pensando en él como protagonista. Hace varios años que estoy intentando que llegar a él para que lo lea, es una comedia de enredos que se titula "Quipart, la búsqueda".

pilarrubio dijo...

A mi que me apasiona el cine me parece muy interesante ser capaz de escribir un guion. Me encanta que os haya gustado este post.

 
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