No soy una gran cocinera, pero sí que hay algunas cosilllas que no me salen mal. Esta será la primera de una serie de recetas, no muchas porque tampoco soy una consumada restauradora. Espero que a Rosita, una de mis seguidoras, que sí es buena en esto, le guste. Y a vosotros también.
Ingredientes:
- Una barra de pan del día anterior troceada (el que viene preparado para torrija no me gusta, ni tampoco el pan de molde).
- Leche entera
- Huevos
- Azúcar
- Aceite
Se empapa el pan en la leche. Al cabo de un rato se escurre y se reboza en el huevo. Despues se fríe en abundante aceite caliente.
Se hace un caldo derritiendo el azúcar en una sartén (medio kg.). Cuando tenga un aspecto meloso y marrón, se baja la potencia del fuego y se añade poco a poco la leche (3/4 de litro), con cuidado porque ebulle enseguida y suelta mucho vapor. Hay que remover constantemente para que se disuelva el caramelo del azúcar. Cuando la leche ha adquirido un color marrón claro está lista para verterla sobre las torrijas.
Se conserva en el frigorifico.
Mi madre las hace sin caldo, poniendo vainilla en la leche que empapa el pan, y espolvoreando con azúcar las torrijas ya fritas.
Las hay de muchas clases, con miel, con vino, espolvoreadas con canela, con chocolate he visto últimamente. En fin, un postre para comer en cualquier época del año, no sólo ahora en Semana Santa.
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