miércoles, 14 de septiembre de 2011

Britney Spears


Se ha hecho hace poco un reportaje sobre Britney Spears, con el que ella ha querido mostrar al público cómo es su vida cotidiana, pues se tiene según ella una idea equivocada de su persona, da una imagen que no se corresponde con la realidad.

Parece que muchos se acuerdan de Britney sólo en sus malas épocas, cuando aumentó de peso de forma alarmante, adicta a las drogas y al alcohol, y reaccionaba con suma agresividad ante la prensa. Tras romperse su matrimonio ella pasó por una etapa de depresión, y su estado llegó a ser tal que le retiraron por un tiempo la custodia de sus hijos. Ella no se justifica, dice que todos pasamos por épocas malas, y que se encontraba perdida. La casa se le venía encima, y los hijos, a pesar de ser lo que más quiere en el mundo, le producían una gran presión emocional. Se pasaba el tiempo de fiesta en fiesta, todo su afán era evadirse.

En el reportaje vemos a una Britney rodeada de guardaespaldas cada vez que va a un sitio público, y con su equipo mientras está trabajando. A pesar de estar siempre acompañada dice sentir soledad. Le falta el amor, el compañero de viaje, ese toque de romanticismo. Según ella desde que no tiene pareja los días no tienen color, son rutina, falta la pasión.

Los que le rodean la quieren a su manera, pero es difícil encontrar una amistad en ese ambiente. Ella dice que ha transmitido su tristeza, pero “los demás sólo oyen lo que quieren oir, y eso no está bien”. No puede evitar que se le salten las lágrimas.

Su padre pulula por allí haciendo como que organiza cosas. Me recuerda para mi horror al de Amy Winehouse. Todos se arriman a la gallina de los huevos de oro, vendiendo el producto en su propio beneficio. Pero aunque sean parientes, todo parecido es mera coincidencia.

El más humano y con el mejor sentido del humor es su coreógrafo, un hombre negro de su misma edad. Da la impresión por algunos gestos que hace de que es homosexual. Cuando le preguntan sobre Britney parece estar en perfecta sintonía con ella, pues afirma que ella llena su vida, lo que hacen juntos da sentido a su existencia, si está contenta se refleja en su trabajo y le llena a él de alegría. Los números de baile que monta para ella son estupendos, y Britney además tiene talento para la danza.
La cantante cuenta que los dos primeros años fueron maravillosos, era como flotar en una nube: los autógrafos, el reconocimiento social. Pero cuando llevaba seis años ya no aguantaba más ese ritmo y deseaba parar, y no podía. El éxito es una locomotora imparable.

Britney decía haber conocido lo peor y lo mejor del mundo del espectáculo, lo peor por la soledad y la falta de libertad que tiene, lo mejor porque cuando está actuando “es algo celestial”.

Le preguntaban al final si no creía que sus fans se verían defraudados por no haber contado sus secretos. En realidad el reportaje servía para dar a conocer la vida diaria de la cantante, las cosas que piensa, no para mostrar sus intimidades. “Algún día escribiré un libro contando mis secretos”, dice sonriendo.


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