jueves, 29 de septiembre de 2011

Los archivos de Lionel


Poco antes de que se rodara El discurso del rey, se encontraron unos archivos desconocidos que pertenecieron a Lionel Logue, el terapeuta del habla que trató a Jorge VI. Un nieto suyo, que nació 12 años después de que muriera su famoso abuelo, los heredó al morir su padre. Contiene tarjetas de Navidad del rey y la reina, una carta de condolencia del rey a Lionel cuando murió su esposa (sufrió un repentino ataque al corazón al poco de acabar la 2ª G.M.), una carta de agradecimiento de la reina por una carta que Logue escribió cuando el rey murió. Y cientos de cartas intercambiadas entre el rey y el terapeuta, con un contenido increíblemente amigable, aunque existió siempre un cierto tipo de etiqueta bajo la cual Lionel se regía. Muchos de los datos que en él se contienen sirvieron para enriquecer el guión del film.

También se encontró una copia real del discurso que el rey leyó al estallar la 2ª G.M., y que dio título a la película, en la que aparecen notas escritas a mano con lápiz indicando palabras que recalcar y dónde realizar las pausas.

Lionel viajó por numerosos países del mundo con el fin de estudiar los métodos para hablar en público. A su regreso desarrolló varios tratamientos para los veteranos de guerra que, debido a la “fatiga de combate” tenían problemas con su voz. Además de ejercicios físicos de respiración, la terapia de Logue hacía hincapié en un sorprendente sentido del humor, la perseverancia y la cercanía personal. El paciente debía encontrarse lo más relajado posible, tener toda su confianza.

Logue llegó a Londres con su familia en principio para unas vacaciones. Ocupó puestos de enseñanza de locución en escuelas de la ciudad. Luego abrió una consulta de logopedia. Utilizaba los honorarios pagados por los clientes ricos para subvencionar a los pacientes que no podían costearse los tratamientos.

Fundó un club para hablantes en público.

La película condensa la relación de amistad del rey y Lionel durante 13 años, entre 1926 y 1939, pero ellos se conocieron durante algo más de un cuarto de siglo.

En el archivo se ha hallado la tarjeta de citas del terapeuta, cuando inscribió con letra muy pequeña a su nuevo paciente, Albert, duque de York, en 1926. Anota : el duque “tiene una aguda tensión nerviosa (…). Contrae los dientes y las muelas, y mecánicamente cierra la garganta (…) un hábito extraordinario de recortar pequeñas palabras – a, en – y diciendo la primera sílaba de una palabra y la última sílaba de otra”.

En la película se escogió a unos actores poco agraciados para dar vida al matrimonio Logue, que en realidad fueron muy atractivos, según las fotos que han quedado de la época. Pero sin la inolvidable interpretación de Geoffrey Rush ya no podríamos imaginarnos a Lionel Logue tan maravillosamente como lo hemos hecho.

Como dato curioso, el film fue clasificado en un principio para mayores de 15 años por el lenguaje procaz que se exhibe en ciertos momentos, pues la libre expresión de emociones y tensiones formaba parte del tratamiento de Logue. Luego cuando la película tuvo tan buena acogida se la clasificó como “para todos los públicos”.

También se ha comentado que los guionistas se tomaron muchas libertades a la hora de interpretar la relación del rey y Logue, pues se sabe que fue mucho más respetuosa. A mí me encanta la forma como la han recreado, el contraste entre la altiva y angustiada distancia del monarca, y la seguridad y la actitud desinhibida de Lionel. Y lo que más me llama la atención es la simpleza y el aspecto destartalado de la consulta del terapeuta. La 1ª vez que la ves produce una impresión desconcertantemente desagradable, con esas paredes costrosas. Yo no sé si me sentaría en ese sillón tan cutre o si me tiraría sobre esa alfombra tan vieja y roñosa, como hace el rey.
Lo que sí es cierto es que a partir de aquel primer momento en que el aún duque de York conoció a Lionel Logue, y a pesar de sus desacuerdos iniciales, su relación se mantuvo durante muchos años, más allá de lo estrictamente profesional.

Lionel murió en 1953, al año siguiente que el rey.

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