martes, 27 de septiembre de 2011

Un poco de todo (XXV)


- Maravilloso el anuncio de Air France para televisión. Una pareja de ballet que ejecuta movimientos giratorios sobre el suelo mojado de una playa, que los refleja a ellos y al cielo, movimientos realizados con una armonía y una delicadeza casi perfectas. Ella tiene sus manos puestas sobre los hombros de él, de modo que a medida que va dando vueltas sobre sí mismo la alza en el aire como si volara, como si estuviera flotando. Al final el bailarín pone sus brazos en cruz para darse mayor ímpetu y estabilidad, tal y como lo haría un avión. El símil es muy original, muy bien pensado. Este anuncio es la prueba fehaciente de que no hace falta gastar mucho dinero en publicidad para conseguir óptimos resultados, no hay por qué emplear muchos extras, decorados abigarrados ni costosos efectos especiales. Y es de un gusto exquisito.

- Me ponen nerviosa los anuncios que aparecen constantemente a los lados de cualquier página en la que te metas e nInternet, tentando a la gente para que vote cosas tan peregrinas como: "¿Estás a favor de que los ricos paguen más?. Si, no, no sé", o "¿Quién crees que va a ganar las elecciones?. Zapatero, Rajoy, ninguno". Parece una subasta, a ver quién da más. O un concurso: si acierta la respuesta correcta gane un millón. Se banaliza todo, los impuestos, los presidentes de gobierno, todo. Da igual lo trascendetal que pueda ser un tema para la vida del país: tendrá su correspondiente anuncio en Internet pretendiendo que nos posicionemos acerca de tal o cual cosa, que formemos parte de un bando o de otro, como en una guerra. Al final seguro que sólo servirá, si picamos el anzuelo, para inundarnos el ordenador de spam. Y para virus ya tenemos bastantes.

- Al final he picado en esto de investigar a la gente del pasado a través de Facebook, y he contactado con una amiga de la época del instituto (cómo no) a la que ya había visto en estos lares antes de ser yo también partícipe. Sigue tan simpática como solía ser, siempre fue una tía muy enrollada. Me ha contado cosillas de su vida y yo de la mía. Parece que los dioses la han tratado bien. Ha dicho que quiere verme cuando venga a Madrid, puesto que vive en tierras aragonesas. Y yo encantada.

También estuve viendo a un compañero del colegio y del instituto, que en su momento me recordaba un poco al actor que hacía de Kung Fu, por su forma de moverse y su aspecto. Era un tío fibroso, iba al gimnasio en una época en que no estaba de moda como ahora. Muy cerebral y pausado, y un empollón. Supe que era él porque ponía el instituto en el que habíamos estudiado, pues si es por la foto de su facebook está irreconocible, hecho una piltrafilla. Pero sigue haciendo deporte, porque se le ve vestido de atleta corriendo una maratón. A veces es mejor no curiosear tanto.

También le mandé una petición de amistad (¿se dice así?) a otras tres personas, y ninguna me ha contestado. Puede que no se conecten mucho a Facebook, o puede que no deseen contactar conmigo. De dos de ellas no me importa, pero de la otra persona sí que me gustaría. En fin, esto es como tirar mensajes metidos en botellas al inmenso mar, nunca sabes si llegarán a su destino ni si tendrán respuesta. Me siento un poco náufraga en Facebook. 

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