jueves, 8 de septiembre de 2011

Fotos que me gustan


Esta foto la encontré por casualidad cuando estaba buscando imágenes de Ceuta, el lugar donde nació mi padre. Es un barco abandonado en una playa cerca de allí. Se ve más bonita en mis archivos, al pasarla aquí ha perdido color.

Me parece como si los barcos fueran igual que las personas: unas veces navegan con rumbo preciso, otras van a la deriva; unas veces luce como si fuera nuevo, otras está oxidado. Al final, varados en un lugar solitario.

Y cómo no, el famoso beso de Times Square, 1945, por Alfred Eisenstaedt. Ví hace un tiempo un reportaje en una revista en el que salían los dos muchos años después, hechos una pasa. Había sido un ósculo sin más trascendencia, pero la pose quedaba muy bien.














Esta imagen la tenía de fondo de pantalla en el ordenador en mi anterior trabajo. Me parecía sugestiva y relajante la arena negra de esa playa, con esas estrellas de mar tan bonitas.




Este faro me pareció espectacular. Quisiera saber quién hizo la foto para poder ver otros trabajos suyos. Ese cielo, el tono azulado del faro. Es maravillosa.
Nueva York al anochecer. Este tono malva me encanta.


Hay algo en la postura de este niño, en su falta de interés por la clase, o en su forma de mirar, que me parecieron sugerentes. Él, protagonista absoluto casi sin quererlo, con el fondo desenfocado del resto del aula. Hay una rebeldía juvenil, un cansancio, un aburrimiento muy propios de esa edad.



Si la Torre Eiffel parece impresionante aquí, nada comparable a como es en realidad. La vi de noche de lejos, espectacular, pero cuando me intenté acercar no conseguí encontrarla entre la maraña de callejuelas. Algo muy propio de mí, tener algo muy cerca y que aún así me resulte inalcanzable.














Este árbol lleno de mariposas azules es una maravilla también.


Este ratoncito es una cosa monísima, da ganas de comérselo a besos.

Los huracanes han sido siempre algo que me pone mucho. Los del coche lo llevan claro.

Un tren fantasmagórico. Es como si todo el mundo hubiera salido corriendo. El equipaje abandonado. Un tren detenido en medio de un campo húmedo y frío, la niebla cerniéndose sobre todas las cosas. Es como la vida, un tren que en realidad parece que no va a ninguna parte, y que a veces se detiene...

Un lugar misterioso, en medio de la niebla. la cancela que da paso a una mansión.. o a un cementerio. Hay una cierta elegancia decadente.

De niña me gustaba coleccionar las imágenes que me parecían más impactantes y bellas, aquellas que fueran momentos únicos y que dieran qué pensar. Las recortaba de las revistas y las pegaba en folios para formar una especie de álbum. Aún las conservo.

Hoy en día que lo visual ha cobrado tanto protagonismo, me siento a mis anchas, porque siempre me he considerado una esteta.

Esta es una recreación futurista de un Londres apocalíptico. Impresiona.

 

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