Gay Talese ha afimado hace poco: "Si Facebook y Wikileaks son el nuevo periodismo, es una tragedia". No es que tenga nada contra las redes sociales o las filtraciones en Internet. Al contrario, pero cree que el `verdadero´ periodismo es otra cosa. Le avala en sus afirmaciones haber escrito el mejor reportaje de todos los tiempos, haber llevado a cabo las investigaciones más completas del siglo XX y seguir en activo a los 76 años. ¿Crisis de los medios? Él lo tiene claro: "Para la verdad siempre hay mercado".
Hijo de un sastre de Calabria y de una italoamericana que dirigía con éxito el negocio familiar de prendas de vestir. Lo que sirve para entender por qué Gay Talese viste como un personaje de una película de los 30, con un elegante e impecable atuendo en el que no falta detalle. Lleva trajes a medida desde su infancia.
La señora Talese vestía a las mujeres de clase alta de Ocean View, la ciudad de Nueva Jersey donde nació Gay. Mientras se probaban las prendas aireaban su vida privada y la de sus amistades. "Siendo yo un niño, aprendí muchas cosas que me serían útiles años después. Aprendí a escuchar con paciencia y cuidado y a no interrumpir nunca, ni siquiera cuando las personas parecían en apuros para darse a entender: lo que vacilan en contar puede ser muy revelador. Tengo claro que las cuestiones sociales y políticas que marcaron la segunda mitad del siglo XX en EE.UU. se ventilaron antes en la boutique de mi madre mientras yo me hacía mayor".
Talese fue periodista desde niño, siendo un mal estudiante, aunque su carrera oficial empezó en The New York Times, donde trabajó una década. Está considerado uno de los padres del nuevo periodismo, junto con Tom Wolfe y Truman Capote, aunque él rechaza la etiqueta porque cree que algunos miembros de ese club "no fueron rigurosos y exageraban la realidad", algo que él considera delito. Se le atribuye haber escrito el mejor reportaje jamás publicado, un perfil que apareció en 1966 en Esquire sobre Frank Sinatra, y ha llevado a cabo dos de las investigaciones periodísticas más espectaculares de la historia, compiladas en sendos libros ahora publicados en España: La mujer de tu prójimo, sobre la revolución sexual en los 60, y Honrarás a tu padre, sobre una familia de mafiosos.
Talese lleva 50 años casado con Nan, una conocida editora, y tiene dos hijas. Viven en la misma casa del West Side de Nueva York desde que se casaron, aunque han ido comprando diferentes plantas del edificio hasta hacerse con todo. Él trabaja en el sótano, rodeado de cientos de cajas y cuadernos de notas. No tiene móvil ni e-mail. Prefiere los métodos tradicionales. En el bolsillo lleva unos tarjetones donde sigue tomando nota a mano de las cosas que le interesan o de ideas que le asaltan.
Sus reportajes siempre han llevado su tiempo, en el de Sinatra tardó cuatro meses, y sus libros le llevan casi diez cada uno. Algo que no parece muy compatible con el periodismo actual. Pero Talese no cree que en el fondo la cosa haya cambiado tanto. "En los 60 ya se decía que la televisión iba a acabar con nosotros y no ha ocurrido. Internet tampoco lo va a hacer. El periodismo profesional va a seguir existiendo. Lo que sucede es que hay quienes se llaman a sí mismos `periodistas´ y no son profesionales. Lo que no significa que no tengan derecho a existir. Por supuesto que lo tienen. Pero no poseen los estándares que debe tener un buen periodista: ser responsable, riguroso y preciso. Los periodistas de verdad comprueban lo que oyen; no hacen circular mentiras ni para conseguir un titular ni para atribuirse haber llegado primero. Hay que tener curiosidad, paciencia y perseverancia. Cuando la gente dice que el periodismo, tal y como yo lo entiendo, está muerto, que las noticias están en Facebook o en los blogs, siento sinceramente que no puede ser, porque sería trágico".
"Si investigas la vida, sea política, creativa, deportiva o científica, tienes que conocer a la gente. Eso no está en Google. No te puedes esconder detrás de tu ordenador todo el tiempo. No tendrás una carrera seria como periodista si no sales a la calle y miras al otro a la cara".
Pero el negocio de la prensa no parece ir por ahí: no hay presupuesto ni parece que haya interés del público por los temas tratados en profundidad, y los artículos de 20 páginas. "Siempre hay que tener en cuenta lo que el público quiere, es cierto, pero sin perder de vista el fondo de la cuestión. Lo que tienes que preguntarte es: ¿Está la gente interesada en la verdad?. Si no hay mercado para la verdad, es el caos. Y yo no creo que sea el caso. ¿Y quién va a decirte la verdad? ¿El Gobierno? Los gobiernos nunca lo van a hacer. Nunca lo han hecho. El verdadero periodismo es el que provee la verdad".
Y las fuentes de información verídicas no están necesariamente en los Wikileaks. "Siempre hay alguien en la corte del rey que filtra lo que sucede dentro del castillo. Muy a menudo, el periodista llega a la verdad a través de eso. Pero la verdad no es solo la filtración".
Talese es muy crítico con el periodismo actual y su cobertura de las grandes noticias. "A las pruebas me remito. La operación contra Bin Laden. La prensa no cuestionó nada. ¡Pero si los Navy Seals son como la mafia! ¿Qué hacen? Llegan, disparan y se van. Eso es lo que hace la mafia. Vale que Bin Laden estaba considerado el mayor terrorista del mundo y el responsable del 11-S. Pero quizá averigüemos dentro de unos años que ni siquiera sabía lo del 11-S, que no lo organizó él, porque esos tipos muchas veces se atribuyen crímenes terribles para capitalizar el miedo que causan. Estoy especulando, pero podría ser. Sin embargo, todos los medios han aceptado la versión oficial. Lo mismo que sucedió de 2001 a 2003. Todos los medios norteamericanos, todos, fueron negligentes. El Gobierno les dijo que había armas de destrucción masiva en Irak y todos lo aceptaron. Sin más".
"Averiguar la verdad requiere trabajar. En primer lugar, la mayoría de los periodistas son bastante vagos; los lobbies y los grupos de presión se ocupan de alimentarlos de información sin que tengan que buscarla. Además, ahora los periodistas y la gente en el poder pertenecen a la misma clase, viven en el mismo sitio, se interrelacionan demasiado. Gran parte de los periodistas de mi generación éramos outsiders. Estábamos separados del poder y eso nos daba otra perspectiva. No debería haber esa mezcla de periodismo y poder. ¡Pero si ahora los periodistas hasta van empotrados! Nadie cuya seguridad depende de los militares puede hacer ningún servicio a nada, salvo al Ejército. Por definición. Son mascotas".
"Se puede ir a la guerra sin protección, por supuesto que sí. Hay un montón de historias que se pueden hacer en un país en guerra sin salir de las áreas restringidas".
Por eso dijo en su momento que quería ir a Irak, "pero con setenta y pico años no hay muchos medios dispuestos a darme una credencial".
Talese opina que hay muchas historias por contar. "El que fue ministro de Exteriores de Sadam, Tareq Aziz. ¿Por qué no va nadie a entrevistarlo? Está ahí, en la cárcel: es un cristiano, en aquel mundo, habla inglés..."
Otro de los temas claves de su obra es la sexualidad, un asunto de actualidad con escándalos como el de Strauss-Kahn. "Es un caso interesante, pero yo no haría la historia de Strauss-Kahn, sino la de la camarera. Y no la de Diallo. Haría una historia sobre la camarera común. Gente que entra en la habitación de un centenar de personas cada día, que saben lo que desayunamos, las medicinas que tomamos..., hasta nuestra vida sexual. Y luego se va a su casa, en la que probablemente no hay nada de ese glamour de los hoteles de lujo... Strauss- Kahn dejará de ser noticia pronto, pero la historia de una camarera la lees dentro de un año y es igual de interesante".
En su libro La mujer de tu prójimo cuenta la revolución sexual en los 60 y 70. Talese piensa que ha hecho cambiar la sociedad. "Sí, lo creo. Es una enorme revolución. Crecí como un joven católico y, cuando ya era periodista, me di cuenta de que lo que me habían dicho que estaba mal de repente ya no lo estaba. ¿Qué había pasado? El libro trata sobre la redefinición de la moralidad. Trata de definir qué es obsceno. Quería relacionarme con gente obscena y ver qué hacían que los diferenciara de mí... e hice de todo para consguirlo".
Y no se sentía extraño practicando de repente nudismo, o manteniendo relaciones sexuales con gente desconocida. "Tenía que hacerlo porque me tomo mi trabajo muy en serio, pero debo decir que me resultó fácil. Los seres humanos somos capaces de experimentar un enorme catálogo de emociones y convicciones". Lo que él se proponía era "entender" la revolución sexual. Su libro es una exhaustiva investigación que recoge desde las primeras mujeres que posaron para Play Boy hasta prácticas más "complejas". Le hizo ganar una fortuna, pero también estuvo a punto de destrozar su matrimonio.
En 1997 Talese viajó con Muhammad Alí, que tenía 54 años y ya estaba enfermo de Parkinson, a Cuba para verse con Fidel Castro en una misión humanitaria. Sin entrevistar a ninguno, traza un brillante perfil de ambos a través de su patético encuentro. Castro hace esperar a Alí y su séquito durante una hora, sin ofrecerle nada de comer o de beber, y luego casi no pueden comunicarse. La única muestra de entendimiento se produce cuando Alí, usando un truco de magia, hace desaparecer un pañuelo en su mano usando un pulgar de goma de color carne. Castro se entusiasma: "¡Déjame probármelo!. ¡Es la primera vez que veo esta maravilla!". El artículo está ahora incluido en los mejores ensayos norteamericanos y en el libro Retratos y encuentros, pero diez revistas lo rechazaron en su momento.
En 1965 The New York Times le encargó cubrir un juicio de la mafia. Allí vio pro primera vez a Bill Bonanno, hijo del padrino de una poderosa familia de Nueva York. "Cruzamos la mirada y sentí una cierta comunicación visual", recuerda Talese. Con todo, le costó un mes que Bonanno accediese a reunirse con él. Talese, que con 30 años ya estaba cansado de las prisas del periodismo, le propuso escribir algo largo en lugar de una entrevista. Empezó así una relación, una amistad durante años antes de escribir una línea, que se mantuvo hasta la muerte de Bonanno en 2008. De ahí salió su libro Honrarás a tu padre, en el que cuenta con detalle y absoluto rigor cómo es la vida familiar, cotodiana, de un mafioso, historia que ha inspirado series de televisión.
Talese cree que al acceso de la mujer al mundo laboral y su presencia en puestos de poder ha cambiado la concepción de lo que se considera un escándalo sexual. "Hay un caso en EE.UU., el de Anita Hill, que acusó de abuso sexual al juez Clarence Thomas, pese a que nunca le había puesto la mano encima. Y ganó. Las mujeres han conseguido cambiar el lenguaje. Yo ya no sé qué es abuso sexual. ¿Qué es?".
"Por supuesto, creo que se deben perseguir los crímenes sexuales, pero la prensa no debe ser la que marque los códigos de moralidad sexual. A eso me refiero. Y no quiero que se me malinterprete. A veces la gente dice algo ante la grabadora que no era exactamente lo que quería decir. "Pero lo dijiste, está grabado, es tarde". No es justo. En ocasiones dices cosas que no has pensado bien o no has acabado de elaborar. Uno tiene derecho a equivocarse".
Gay Talese sigue pensando que las tecnologías no ayudan al periodismo, aunque se trate de una simple grabadora, a la que sólo excusa cuando no hay tiempo para hacer una entrevista más en profundidad. Además el entrevistado se suele sentir incómodo si sabe que lo que va a decir va a quedar grabado, ya no se confía tanto, le es más difícil dar rienda suelta a sus pensamientos y emociones.
Él es un periodista a la antigua usanza de los que ya quedan muy pocos. Un outsider, como dijo él mismo. Ahora los medios de comunicación abarcan más y profundizan menos. Talese siempre escribió reportajes y libros que hicieron pensar y que causaron polémica en su país cuando fueron publicados, sacando a relucir temas controvertidos que fueron debatidos en la palestra pública.
Es realmente el último outsider.
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