- Hace poco he sabido de Michael Moore, un especialista en documentales en los que pone el dedo en la llaga de todas las lacras sociales de su país, EE.UU. Con sólo pronunciar su nombre, en la Casa Blanca se ponen malos. Y es que este hombre lleva 20 años denunciando todo lo que sea denunciable del estilo de vida norteamericano: las consecuencias para los trabajadores del cierre de grandes empresas que trasladan sus fábricas a países centroamericanos para abaratar sus costes; la permisividad que existe sobre el uso de armas, recreando la matanza de estudiantes y profesores en un instituto de Colorado en 1999; la guerra de Irak, con un documental en el que establecía siniestros vínculos económicos entre la familia real saudí, la de Bin Laden y la del presidente Bush; una feroz crítica al sistema sanitario, cuando en su film sale un hombre en las primeras imágenes que se está cosiendo él mismo una herida en la rodilla para no tener que pagar un hospital; y más recientemente el capitalismo, con un film, el último que ha hecho, que ha recibido una fría acogida en su país, en el que hace ver que éste es un sistema que no funciona desde que el presidente Reagan, hace 30 años, aplicara unas medidas económicas que redujeron los impuestos a las rentas más altas y relajaron las medidas de control a los bancos.
Sirviéndose de trucos efectistas como el asalto callejero a políticos y empresarios, utilizando las relaciones de Chris Lehane, ex asesor de Al Gore y ex abogado de Clinton, y con la ayuda de un batallón de documentalistas y abogados, Michael Moore se ha convertido en el Pepito Grillo de la conciencia estadounidense.
Muchos periodistas y compañeros de profesión le han acusado de manipulador, y de utilizar informaciones falsas. Incluso se ha escrito un libro y se han hecho varias películas ridiculizándolo. Pero él ha creado un sitio web en el que muestra toda la documentación y las fuentes en las que se basan sus trabajos.
No estaría de más que hubiera voces críticas como ésta, con repercusión internacional, en cada país, para llamar la atención sobre lo que en cada lugar hubiera de injusto e ilegal. A Michael Moore no parece importarle ser el blanco de las iras de casi todo el mundo.
- Dos nuevas palabras han venido a enriquecer la salsa de mis guisos literarios, pues nunca se está terminando de aprender nuevas palabras que ayuden a explicar un poco mejor todo lo que pensamos y sentimos: saudade y epatente.
Saudade es de origen portugués, y significa profundo sentimiento de melancolía producto del recuerdo de una alegría ausente. Se emplea para expresar una mezcla de sentimientos de amor, de pérdida, de distancia, de soledad, de vacío y de necesidad. Se empezó utilizando referida al fado, pero se aplica a todo lo demás.
Epatante significa que causa asombro o admiración.
Son unas cuantas las palabras cuyo significado tengo que buscar en el diccionario de vez en cuando, pero sólo unas pocas me gustan por su sonoridad o su semántica y son las que incorporo a mi modesto bagaje cultural. Me encanta pronunciarlas, saborearlas, recrearme en sus diferentes sentidos. Me enriquecen.
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