miércoles, 21 de septiembre de 2011

Cómo se rodó 'Titanic' (I)


La historia del Titanic es algo que siempre me ha atraído desde niña, mucho antes de que la película de James Cameron la divulgara entre el gran público. El film dio a conocer en su momento muchos detalles de aquel suceso que de otro modo habríamos desconocido.

Un documental sobre su rodaje desvela los trucos que se emplearon para dar vida a una trama argumental y unos personajes que nos son ya inolvidables. Centrado principalmente en el proceso del hundimiento, explica por ejemplo cómo consiguieron crear la sensación de plano inclinado en las escenas del salón de fumadores de 1ª clase, en el que el ingeniero que diseñó el barco, Thomas Andrews, pasó sus últimos momentos frente a la chimenea. El director inclinó la cámara e hizo que el actor que interpretaba a Andrews proyectase el cuerpo hacia adelante, doblando una pierna mientras mantenía la otra estirada. El vaso que hay junto a él sobre la chimenea contenía un líquido que imitaba al licor con el nivel más elevado por un lado que por el otro. Se le hizo caer al suelo tirando de él con un hilo muy fino, mientras Andrews ajusta las agujas del reloj sobre la chimenea, en un gesto con el que pretende mantener una aparente calma frente al desastre, y que contribuye a añadirle dramatismo a la escena. Thomas Andrews, al principio del naufragio, estuvo golpeando puerta por puerta los camarotes avisando de que todo el mundo se pusiera el chaleco salvavidas y saliera.

La entrada en tromba del agua del mar anegando los pasillos donde están los camarotes y reventando puertas a su paso se rodó utilizando una maqueta de un metro de longitud más o menos, en el que se introdujo una cámara a la que se hacía retroceder según se iba inyectando el agua a presión desde el principio hasta el final del pasillo.

La orquesta que tocaba mientras el Titanic se hundía tenía mucha fama en aquella época, y algunos supervivientes dicen que eran magníficos porque sus miembros habían tocado en diversas compañías mercantes y con otras bandas, y tenían un repertorio extensísimo del que pocas orquestas podían presumir. Daba igual qué canción les pudieras pedir que tocaran, se las sabían todas.

Los salvavidas de los extras que resbalaban por la cubierta cuando el barco se estaba inclinando por la proa tenían unas pequeñas ruedecitas para facilitar el deslizamiento, que se colocaban delante o detrás según en qué posición fuesen a caer. Antes de hacer estas escenas, los especialistas practicaron saltando desde unos 6 metros de altura sobre colchones de goma y obstáculos semejantes a los que se pueden encontrar en la cubierta de un barco, para ver los efectos y las formas de caer que fueran más convincentes.

Las caídas desde cubierta al agua se rodaron en un estudio con la reproducción de una parte del barco sobre un gran tanque de agua. Las tomas del momento que saltan y empiezan a caer son reales, pero luego el resto de la caída se hizo con figuras virtuales, pues nadie que se tire al mar desde esa altura puede salir ileso.

A los técnicos les pareció que los cabestrantes de los botes salvavidas iban a partirse con el descenso de las embarcaciones (se requería gran pericia para que bajaran derechas), y eso que estaban hechos con un material mucho más resistente que el que se empleó realmente en su fabricación original.
Se construyó parte del interior del Titanic y se inundó repetidas veces para las escenas en que la protagonista se abre paso por escaleras y pasillos medio sumergida, en su búsqueda del protagonista. La actriz, Kate Winslet, pasó muchas horas sumergida en esas aguas que estaban muy frías a pesar del intento de los técnicos de mantenerlas a una temperatura más soportable. Todos quedaron admirados de su resistencia física. Las exclamaciones que hace durante esas escenas son reacciones a sus impresiones reales. Leonardo di Caprio se quejó bastante más del agua fría. Todos dijeron que Kate era el alma de la película, que trabajó muchísimo porque salía en casi todas las escenas, que preguntaba al equipo técnico si podía ayudarles en lo que fuera en horas en las que no tenía que rodar.
Se diseñó un vestido para Kate, en esas escenas, que fuera sugerente y lo bastante ligero para que pudiera moverse con facilidad.

Se comenta que algunos de los mejores momentos de los protagonistas tuvieron lugar en la proa  y en la popa. Aquí es donde fue visto por última vez el padre Thomas Byles, uno de los dos sacerdotes católicos que viajaban en el Titanic, y que se hizo famoso porque horas antes había estado ayudando a subir a los botes salvavidas a muchos de los pasajeros, confesando a unos y otros y confortando a todos de la mejor forma posible. Así hizo en la popa, mientras se hundía, con las personas que estaban a su alrededor.

Cuando se rompen los cables de las chimeneas medio sumergidas, se detonaron explosivos bajo el agua para dar la impresión de que salían de allí restallando.

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