A raíz de haber hecho hace un tiempo un curso de Psicología, se despertó en mí el interés por determinados casos de trastorno mental, entre ellos la neurosis. Dice el diccionario de la Real Academia española que la neurosis es una enfermedad funcional del sistema nervioso caracterizada principalmente por una inestabilidad emocional. Si nos atenemos a esta definición, realmente quién no ha padecido rasgos neuróticos alguna vez, en épocas de crisis personales o cuando se tienen problemas.
Es cuando se cronifican estos estados cuando se puede hablar de neurosis. El individuo sano mentalmente es capaz de transformar su entorno objetivamente y no en su imaginación.El malestar subjetivo viene dado por las emociones o experiencias internas que siente una persona, pero que los demás no pueden observar directamente.
La mayoría de las formas de conducta anormal se acompañan de una disminución de la gama de respuestas que hace difícil enfrentarse a las exigencias y tensiones de la vida.
En la teoría de Freud, los síntomas neuróticos resultan de la interacción entre los impulsos instintivos que luchan por manifestarse y las estrategias defensivas y evasivas.
La etiología común de la enfermedad mental es siempre la frustración, el incumplimiento de deseos infantiles, jamás dominados y que se arraigaron hondamente en la mente del enfermo. La neurosis extrae del mundo de la imaginación y la fantasía el material necesario para sus productos.
El mecanismo que se activa en la neurosis es no sólo una pérdida de la realidad, sino una sustitución de ella. En consecuencia, la neurosis es una incapacidad para adaptarse a la realidad.
Para Horney, la mayoría de los trastornos neuróticos provienen de una ansiedad que el individuo trae consigo desde la niñez. El niño siente hostilidad hacia sus padres por las órdenes que éstos le imponen, las cuales le causan profundas frustraciones.
El niño se alejará de sus padres quedándose sin el amor y las atenciones que necesita. El niño así afectado continúa creciendo de esta manera hasta llegar a ser un adulto que recurrirá a todo tipo de mecanismos de defensa para no sentirse desamparado y sin afecto.
El neurótico sabe lo que hay que hacer, cuándo hacerlo, cómo hacerlo, por qué hacerlo, pero no lo hace, y, por otra parte, el mismo hecho de no hacerlo ocasiona una reacción de frustración, de inadecuación.
Las personas mental y emocionalmente enfermas saben lo que están haciendo, pero no pueden evitarlo debido a las emociones descontroladas. Están sujetas a emociones compulsivas que no pueden dominar.
El neurótico es adicto a la adrenalina: sufren de ansiedad, de miedos, de sentimientos de culpa, de complejos no superados, de falta de cariño. Estas carencias muchas veces las desahogan o sustituyen adquiriendo adicciones: tabaquismo, alcoholismo, drogas, sexo, trastornos alimentarios, etc.
Las personas con neurosis padecen una incapacidad para amar, tienen un egoísmo innato que les lleva a preocuparse sólo por sí mismos, lo cual les provoca sentimientos negativos como ira, miedo, envidia, celos, autocompasión, desconfianza, pesimismo, etc. Son personas con un gran sufrimiento interior.
Por lo general la neurosis, en su fase leve, no interfiere en la vida cotidiana de la persona enferma, y sólo necesita de amor, comprensión y ayuda.
La persona enferma no quiere estarlo, lo que sucede es que no conoce otra forma de vivir, ser o actuar.
Según McRae y Costa, el neurótico es una persona preocupada, insegura y temperamental. Malestar psicológico, emociones negativas (ansiedad, depresión, angustia y desconcierto). Pensamientos irracionales, espejismos e ilusiones.
Comportamientos impulsivos, difícilmente controlables.
El modelo PEN de Eysenck se basa en una idea del neuroticismo en el que el que lo padece se siente ansioso, deprimido, tenso, triste, con poca autoestima, tímido, emotivo, irracional, con sentimientos de culpa.
Indicador de la estabilidad emocional del sujeto, presentan una reactividad emocional negativa a los estímulos, por ejemplo, demostrando ansiedad en presencia de personas no conocidas.
Emocionalmente inestables, frecuentemente se lamentan de preocupaciones y ansiedad, así como de dolores corporales.
Perspicacia, con una gran capacidad de observación y de asociación de ideas.
Nivel de sensibilidad por encima de la media normal.
Alienación, por pérdida ocasional de la propia identidad, el yo se ve como algo ajeno a uno mismo. También el entorno parece extraño, como si no formara parte de la persona.
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